In Testimoniales/Entrevistas

En nuestra tercera charla con Ramir Martínez, productor e ingeniero de sonido y profesor de Sonido, Producción de Música Electrónica y Live Performance en Microfusa, hemos tenido la oportunidad de descubrir cómo han evolucionado los diferentes estilos de la música popular en estos últimos años

 

Más de 25 años de experiencia en el cuerpo docente de Microfusa, una intensa carrera artística al frente de diversas bandas de pop y rock electrónico y su trabajo como productor e ingeniero de sonido para grupos como Facto Delafé y Las Flores Azules o Mishima y remezclador de Love Of Lesbian hacen de Ramir la persona ideal para analizar cómo han evolucionado los diferentes aspectos de la música popular estos últimos años.

Con él hemos hablado sobre cómo Internet ha sido el desencadenante que definió las nuevas formas de distribución o cómo el ordenador portátil o el fenómeno de los bed producers han revolucionado los medios de producción. Hoy, un poco a modo de conclusión, Ramir nos cuenta cómo todos estos cambios han influido en los diferentes estilos de la música popular, haciéndolos evolucionar.

 

Todo está relacionado, ¿no?

Así es. Si observamos las diferencias entre la música del siglo XXI y la del siglo XX nos damos cuenta que dependen de todo lo que hemos hablado anteriormente: la distribución, la producción… de cómo se hace la música y cómo se distribuye.

 

¿Y las claves?

A lo largo del siglo XX, cuando querías ser artista existían una serie de agentes intermediarios y unas necesidades tecnológicas materiales concretas para poder llevarlo a término. Además, la concepción musical estaba básicamente concentrada en el grupo como conjunto de músicos y compositores. Bien, siempre han existido solistas relevantes, pero si analizamos la música popular desde la década de los 50’ veremos que esos solistas solían ir acompañados de un grupo o una banda para hacer la música en directo.

Tenemos un montón de ejemplos: En los 50’ Bill Haley and The Comets, Buddy Holly, Little Richard o Elvis que, en definitiva era sólo un intérprete siempre acompañado de un grupo; en la década de los 60’ destacan los Beattles, los Rollins Stones, los Who, después viene la época de California, grupos como la Credence, la época hippy; en los años 70’ el hard rock y después el blues rock,… siempre tendencias basadas en grupos. Hubo excepciones como Bob Dylan, Leonard Cohen, pero la música popular del siglo XX ha sido siempre mayoritariamente comunitaria.

Durante las décadas de los 80’ y los 90’ se sigue la misma dinámica. En los 80’ destaca el punk con grupos como Sex Pistols, The Clash, The Dammed. Después, con el techno-pop la cosa cambia un poco, pero tampoco encontramos solistas, sólo duos. Durante aquellos años podemos recordar a artistas como Bruce Springsteen, pero inseparable de su E-Street Band que eran los que le hacían los arreglos. O solistas como Madonna o Prince que siempre iban acompañados de grupos que les hacían la música.

Aunque es cierto, que los 80’ marcaron un punto de inflexión con una gran cantidad de solistas procedentes de la década anterior : Eric Clapton, Phil Collins, Tina Turner, etc. Para volver luego a los 90’ con un puñado de artistas que se basan en el combo. Encontramos muchos ejemplos que van desde el brit-pop (Oasis, Blur) al grunge (Nirvana, Pearl Jam).

Sin embargo, es en los 90’ cuando aparece el concepto de artista individualista con los DJs, tipos solos y autosuficientes. Aunque en realidad muchos de los grandes lanzamientos de electrónica de la época son creados por grupos de dos, tres o más creadores (Prodigy, Massive Attack). Sucede lo mismo con la música pop o el hardcore, mateniendo la tendencia de grupo.

 

¿Cómo se produce realmente el cambio entonces?

Es a partir de la primera década de este siglo cuando comienza a cristalizar la tendencia auténticamente solista. Aunque por un lado el indie sigue basándose en el grupo, en la electrónica y la música popular el solista es cada vez más solista. Y esta evolución se debe a dos motivos: Por un lado está el tema de la producción, la posibilidad de que puedas distribuir un archivo por Internet, sin necesidad de soporte físico. Por otro lado la versatilidad de los ordenadores como sistemas para crear música. Un artista puede crear sus maquetas en casa con un equipo muy reducido.

Durante la segunda década de este siglo, el fenómeno de los bed producers, paradigma de la música electrónica individualista, se extiende a otros colectivos de la música popular. Así, otros estilos, como la música urbana por ejemplo, empieza a centrarse sobre todo en el solista y tenemos artistas como Maluma, J Balvin, Rosalía; y en el mundo anglo a Billy Ellish, Ariana Grande y demás. De hecho, si piensas en grupos de relevancia pertenecen a décadas anteriores que aún están en activo y el grueso de las propuestas se va desplazando hacia la propuesta individual. Aunque eso no significa que por que un artista aporte su imagen de cara al público no signifique que esté solo/a. Existe un equipo detrás pero la notoriedad no se reparte.

En definitiva, podríamos decir que, a lo largo de los años hemos ido viendo que, debido a las nuevas tecnologías hemos pasado de un concepto colectivo de hacer música a un concepto indiviudalista. Y, además, es un sistema que se retroalimenta. Tú ves en Internet artistas en solitario cantando y haciendo su coreografía, se refuerza esa imagen y tu identidad buscará únicamente esa propuesta artística.

 

¿Pero estamos hablando a nivel global?

Cierto, ésta sería una perspectiva a nivel global. A nivel local las cosas no son exactamente así, Por ejemplo, aquí en Catalunya mismo podemos observar una tendencia de grupos muy potente con propuestas muy interesantes.

 

Y la música, a nivel de forma, ¿cómo ha evolucionado?

La música son ritmos, son acordes… Y en la música popular sucede regularmente que aparece una nueva tendencia que utiliza unos recursos estilísticos más simples y sencillos. Esta sencillez hace que esta nueva tendencia conecte mucho más fácilmente con la gente más joven y sea replicada rápidamente. El ejemplo de estos últimos años lo estamos viviendo con el reggaetón. Su ritmo es sencillo, es pegadizo, fácil de bailar y de copiar.

Pero es que es algo que ya sucedió en décadas anteriores con el rock, el techno o el punk. Todos eran estilos cuyos temas iniciales eran muy parecidos. En parte porque los ritmos eran similares y porque simplificaron la armonía.

Si coges una canción de entre los 60’ y los 90’ suele tener una estructura bien definida: verso y estribillo, o estribillo y estrofa… Cualquier tema de los Beattles, por ejemplo, solía tener siempre dos partes bien definidas. En cambio, las producciones actuales hacen algo totalmente innovador fusionando la estructura tradicional de la canción con las estructuras sin acordes de la música electrónica y te encuentras con temas que tienen constantemente la misma progresión de acordes. Se busca la simplificación al máximo de la armonía, la estrofa y el estribillo, con las mismas notas y los mismos acordes.

Pero esta tendencia a simplificar siempre ha existido entre los artistas más jóvenes. Artistas que lo hacen todo más simple y que quieren ir al grano. Así nació el punk simplificando, llegó la electrónica y simplificó o tenemos el indie que ha sido simplificado por la música urbana.

La cuestión es que, en general, han confluido dos conceptos que han llegado para quedarse: Por un lado la “democratización” de la música. Ahora mucha más gente tiene la posibilidad de crear y distribuir su propia música que hace unos años. Y por otro lado la simplificación de las formas musicales. Son dos conceptos relacionados que se retroalimentan, llevan ya diez años entre nosotros y por el momento no han cambiado y parece que están aquí para quedarse.

Es decir, a modo de resumen, que sea tan simple se ve amplificado por unos nuevos medios de producción y distribución que ponen la creación musical al alcance de muchísima más gente. Además, esta situación que estamos viviendo actualmente, con confinamientos, aún propicia más la tendencia del individualismo musical. Sí, hemos visto iniciativas de colaboraciones a distancia, pero la auténtica tendencia general es la del creador solitario… Es una señal de cómo será el siglo XXI a nivel musical.


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